divendres, 23 de març del 2012



MONAS COMO LA BECKY

http://www.youtube.com/watch?v=f7YZe4HBJvY

Uno por ciento, esquizofrenia
http://www.youtube.com/watch?v=pCrrDkDKMTU&feature=results_main&playnext=1&list=PL49C8BF605AACD1D2

PSICOLOGIZACIÓN DE LA VIDA COTIDIANA




1
AI referirnos aquí a la "dis­ciplina" psicológica desde la caracterización corno fe­nómeno social, entendernos que es irrelevante la discu­sión sobre cuál orienta­ción es la científica y cuál no. Desde este punto de vista incluiríamos en el concepto todo aquello que social­mente opera, que la pobla­ción utiliza, sea considerado corno correcta o incorrecto, corno discurso o interven­ción en el ámbito de lo psi­cológico. Así incluiríamos también a teorías y/o prácticas tales como el curanderismo, el esoterisrno, rnisticisrnos va­rios, etc.
"La sociedad « liberal» sitúa la psi­cologízación en un lugar directivo de una estrategia política, en el sentido en que un sociólogo americano (Peter L. Berger) pudo decir que si Freud no hubiera exis­tido, habría sido necesario que una socie­dad camo aquella lo inventara"
F. Castel, R. Castel, A. Lovell
Las dimensiones del concepto de psicologización
En el nivel discursivo se entiende por psicologi­zación la inadecuada atribución y/o sobreinterpre­tación psicológica en la explicación de los hechos humanos individuales o sociales, ya sea referente a su caracterización o a su etiología como a su proceso de construcción y desarrollo. Si bien la extensión de los discursos psicológicos tienen su origen en el desarrollo de la disciplina psicológica 1 y la consecuente aparición como identidad profe­sional, el fenómeno no ha quedado relegado a la academia y a la practica profesional. Posiblemen­te en el ámbito de la psicología, juntamente con el de la medicina, sea donde mas opere el fenó­meno denominado por Giddens, como de la "doble hermenéutica", es decir la circulación recí­proca de los términos y conceptos entre el saber científica y el saber común (Giddens, 1994). Con mayor o menor rigor en la utilización de los con­ceptos, la población lega utiliza el lenguaje técni­co psicológico, especialmente en lo relacionado con la psicopatología ("depresión", "neurosis", "esquizofrenia" ... ) y también términos tales como "autoestima", "crecimiento personal" etc. En este ir y venir de los términos y las definiciones, espe­cialmente en el campo de la psicología, el Ilamado saber científico se nutre de definiciones, desig­naciones del saber social común, si bien en este caso suele presentarlas con términos mas acordes formalmente con el lenguaje académico. De hecho podría decirse que en origen es la sociedad quien designa al "Ioco" y el psiquiatra quien lo describe y lo rebautiza (Bastide 1998).
Relativamente relacionado y/o como conse­cuencia de dicho nivel discursivo, la psicologiza­ción consiste también en la proliferación de in­tervenciones técnicas psicológicas en la orienta­ción, realización y, en su caso, corrección.de los quehaceres cotidianos. Alcanzando dicha prolife­ración técnica los diversos lugares y dimensiones vivenciales: lo personal íntimo, lo convivencial, lo relacional, lo laboral, los estilos de vida, las for­mas de consumo, el ejercicio del poder político. Este fenómeno se inscribe en una amplia ten­dencia generalizada a la tecnificación de la vida cotidiana. Ello supone que paralelamente al de­sarrollo del conocimiento "experto" disminuye el conocimiento y las habilidades tradicionales del individuo y la casa familiar respecto a pequeños problemas y recursos de la cotidianidad. Así no sólo el conocimiento cotidiano queda en manos de expertos y especialistas técnicos, sino que además "cualquiera que viva en condiciones de modernidad se vera afectado por una multitud de sistemas abstractos y sólo podrá obtener, en el mejor de los casos, un conocimiento superfi­cial de sus tecnicismos" (Giddens, 1994: 36).
Funciones ideológicas perversas de la psicologización
La psicologización esta ya presente desde Pla­tón y Aristóteles y se refuerza con el cristianismo, que en el marco de unos inicios de carácter comu­nitarista coexiste con el discurso de la "responsabi­lidad individual", la "salvación personal", la "resig­nación" y el "sometimiento al poder". EI cal­vinismo, una de las ideologías funcionales al de­sarrollo del capitalismo, incidirá también, mediante el concepto de predestinación, a situar el éxito o el fracaso en las condiciones y acciones individuales. Los "ilustrados" pre y post Revolución Francesa se esfuerzan por desbancar las explicaciones mágicas religiosas con nuevas "magias": la idea del contra­to social como fundacional del todo social, supues­tamente pactado por los ciudadanos mediante la "indiscutible" racionalidad que milagrosamente ar­monizaría los intereses de los individuos y del todo social. EI economista Adam Smith aportaría la no menos mágica mano invisible que prometía el de­sarrollo, la estabilidad y el bienestar de los ciudada­nos. En aras de esta supuesta racionalidad, curiosa­mente fundamentada en la fe en magias y milagros del funcionamiento del sistema social, pensadores liberales tales como Locke se opondrán a cualquier intento de intervención estatal ya que así podría al­terarse el sistema de orden natural.
En definitiva de forma paradójica, el supuesto individualismo radical se basa en la creencia en un sistema colectivo mágico. En este contexto en el cual se inscribe nuestra sociedad actual, la de los últimos desarrollos de la modernidad2, la psi­cologización sirve de coartada para la negación de los problemas sociales. En este discurso se encuentran los liberales, gran parte de la sociolo­gía contemporánea, parte importante del cristia­nismo y las orientaciones dominantes de la psi­cología. EI sistema liberal-capitalista en tanto se autoproclama como modelo final único posible, como máximo acepta su perfectibilidad pero no su cambio esencial. En este contexto discursivo no acepta sus condiciones estructurales como posible causante de los desajustes¡ las marginali­dades y los padeceres personales3. Una de las funciones principales de la psicologización con­siste en permitir elaborar un discurso política-

mente correcto4 que desculpabilice al mismo tiempo a los fundamentos constitutivos del siste­ma económico-político-social ya los sujetos que sufren sus consecuencias. Aquellos que están en situación de desventaja social ya no serán como antaño actores culpables de su propia molicie, falta de ambición o perversidad si no víctimas inocentes de alguna disfuncionalidad, carencia, malformación psicológica o de un aprendizaje o socialización deficiente.
Moral, buenas costumbres y normalidad
Existe la tendencia a atribuir alguna forma mas o menos leve de patología a aquello que no comprendemos, que no aceptamos y/o difiere de nuestras costumbres y valores. Este hecho afecta no sólo a la población lega sino a los ex­pertos y podemos además detectarlo en sus tex­tos de referencia. En muchos casos los déficits de comprensión son debidos al hecho de que no­sotros mismos somos el principal, mas completo e intenso conocimiento de ciertas interioridades humanas (sentires, emociones, deseos, cataliza­ciones¡ supuestos instintos¡ etc.) y en consecuen­cia tendemos a considerarnos, de forma cons­ciente o inconsciente, explícita o implícitamente, "la medida de todas las cosas". En ello también interviene la interiorización del sistema de nor­mas y valores de nuestros ambitos de desarrollo y convivencia, que forman parte de aquella en­crucijada en la que se encuentran y, a menudo se confunden, los diversos conceptos de normali­dad: el estadístico, el histórico-tradicional, el cul­turalmente positivado y el técnicamente definido por las disciplinas psi.
Este bagaje puede llevarnos a pervertir los pro­cesos de "empatía" como método de compren­sión. En una correcta empatía no es suficiente con ponerse en el lugar del otro. Uno debe ponerse, no como uno mismo sino como el otro, imaginando su bagaje experiencial, mental, emocional, valorativo, etc. Quienes trabajan en los ámbitos de teorización, investigación y/o intervención en el ámbito de las ciencias sociales no están por enci­ma del bien y del mal como para librarse del ries­go de proyectar en su trabajo, de forma conscien­te o no, su sistema de valores, su estilo de vida, sus concepciones de normalidad. Esta situación pue­de agravarse cuando el objeto de trabajo corres­ponde a otra cultura por procedencia de clase social, de lugar geográfico, de religión, etc. Como forma de paliar los riesgos de esta proyección, Alvin Gouldner aconseja someterse a un ejercicio previo de hacer de "abogado del diablo" de uno mismo, poniendo en cuestión, sus valores, sus cre­encias, sus referentes culturales. Incluso poniendo especial atención en lo no-problematizado, lugar por el que suele entrar de puntillas lo mas enraiza­do ideológicamente.



2 No "postmodernidad", tér­mino para consumo erudito de filósofo o sociólogo eru­dito pero que no esta justifi­cado como supuesto cambio de era, ya que en la actuali­dad lo que se esta produ­ciendo son las consecuen­cias de la modernidad inau­gurada con la Ilustración y la Revolución Industrial. En to­do caso, mas que los cam­bios preconizados por Lipo­vetski y otros, es la vertigino­sa evolución de las tecnolo­gías de la comunicación.
3 La dificultad por aceptar las deficiencias de la estructura o el sistema social, no es pa­trimonio exclusivo del siste­ma liberal-capitalista, sino propio de toda sociedad que se crea en el fin de la historia. Prueba de ello era la seme­janza básica entre el marco conceptual de la sociología norteamericana y la sociolo­gía oficial de la Unión sovié­tica y otras países del Este. En consecuencia, podríamos caracterizar la sociología de estos países del Este como sociología estructural-funcio­nalista con jerga marxista pe­ra radicalmente opuesta a la sociología critica marxista. En este contexto no sorpren­de que a la disidencia se le atribuyeran problemas o dis­funciones psicológicas y se les aplicara correctivos de este ordeno
4 Pocas cosas hay cognitiva­mente mas incorrectas que los discursos "políticamente correctos" entendiendo que la emisión del discurso polí­ticamente correcto adquiere sentido como modificación de la descripción de la reali­dad para hacerla mas sopor­table de acuerdo con valo­res sociales ideares. Personalmente incluyo las disciplinas psi en las ciencias­ sociales y no veo razón para que sea de otra manera.
Herencia funcional ciencias sociales/religión
Las religiones desde su origen y durante su desarrollo han hallado gran parte de su razón y posibilidad de ser por el hecho de responder a las cuestiones que los humanos necesitaban conocer para poder controlar al máximo posible su supervivencia. Consecuentemente abunda­ban en las religiones primitivas divinidades que eran o representaban los fenómenos atmosféri­cos que condicionaban su alimento y cobijo. EI constantinismo, que se describe como la alianza de reciproca conveniencia entre el poder y la reli­gión, adquiere relevancia histórica con el imperio de Bizancio. Sin embargo no nace con él si no que se halla ya en las culturas primitivas, ya sea con la alianza entre jefe y chaman o sacerdote, ya sea con la coincidencia de ambas funciones en la misma persona. De esta manera la religión a par­te de legitimar el poder cumple la función de control social con la inclusión de los intereses del poder en su sistema normativo-moral el cual refuerza con la promesa de premios y castigos en el mas aquí y/o en el mas allá.
A medida que avanza el conocimiento cientí­fico la religión va perdiendo ámbito de inter­vención a favor de las ciencias e influencia general. De esta manera según el resultado de la tensión ciencia / religión en cada sociedad, las ciencias adquieren mayor o menor carácter de sustitutorias o complementarias en la fun­ción de control social de la población. Las cien­cias sociales y en especial las disciplinas psi adquieren un papel privilegiado en la función de control social. Se puede observar como un ejemplo de este proceso de sustitución formal en lo referente a la identificación y descripción de ciertas conductas consideradas como social­mente desviada en los aspectos referidos a la sexualidad. Se puede hacer un ejercicio practi­co tal como establecer dos columnas en un papel y disponer en una de ellas la lista de pecados referidos a la sexualidad extraídos de algún manual de moral católica de los años 30 a 80. En la otra columna se pueden poner las consideradas conductas sexuales patológicas extraídas de un manual de psiquiatría, por ejemplo el Tratado de Psiquiatría de Henri Ey, que se utilizaba en diversas facultades de medi­cina de la época (también puede hacerse con los DSM o CIE). De dicho ejercicio resulta un paralelismo de correspondencia casi total en lo que lo que cambia es la denominación de apa­riencia y sonoridad formalmente "mas científi­ca" en la columna psiquiátrica.
La psicología como bien de consumo y/o distinción
En la moderna sociedad de consumo, la psico­logización se extiende también mediante la adqui­sición por parte de la psicología del carácter de producto o servicio comercializable. AI crecimiento de la cultura de necesidad de conocimiento, mejora y cura de los procesos psicológicos no es ajena a producción de licenciados en busca de mercado :lor parte de las universidades (en España el fenó­meno crece a mitad de los años 60 con la creación de la carrera y las facultades independizadas de los estudios de filosofía) La demanda no sólo depende estrictamente de las necesidades sino que también puede ser desvelada o provocada por la oferta. además la oferta puede crear nuevas necesidades o la atención a aquéllas que se solucionaban al margen del mercado. Los productos psicológicos revistas de divulgación que se venden en kioskos callejeros, remedios tradicionales, objetos, talisma­nes, etc.) y los servicios (consultas psicológicas y esotéricas) cada vez mas se ofrecen en el mercado como los bienes y servicios tradicionalmente consi­derados de consumo, ya sea mediante una publici­dad directa en los medios (diarios y revistas) o la indirecta tal como la de los consejos dados en pro­gramas de radio y/o televisión, caso casi único en el que aconseja, en algunos caso cobra de la inter­vención en el medio que al mismo tiempo le pro­cura clientela para su consulta.
Capítulo aparte merece mercado ya antiguo en :Igunas sociedades como en los USA en el que la "elación comercial continuada con el psicólogo especialmente con el psicoanalista), adquiere el :aracter de signo de distinción social. En muchos :asos la distinción exige tener todo un equipo de servicios especializados (psicoanalista, masajista, coach personal, estilista, etc.) EI consumo de psi­coanalista como elemento de distinción está entrando también entre ciertos sectores de la bur­guesía de las grandes ciudades españolas.
Psicopatologización de los problemas sociales
EI no reconocimiento del sistema social como posible causante de situaciones de desventaja y/o padecimiento para algunos sectores de la  población, adquiere especial atención y tensión en lo referente a la pobreza y las situaciones derivadas de esta. En los años 30 Faris y Dun­ham sociólogos de la Escuela de Chicago, reali­zaron un estudio, que puede ser considerado como una de las investigaciones fundacionales de la epidemiología, en el que mostraban la relación entre incidencia de la esquizofrenia y situación de precariedad económica. En un país en el que uno de los principios ideológicos fun­damentales consiste en la afirmación de que su sistema económico ofrece oportunidades de bienestar y mejora económica a todo aquel que es capaz y se esfuerza, el estudio de Faris y Dun­ham suponía una carga de profundidad a la ideología idealizada acerca del sistema econó­mico y consecuentemente se intentó girar el argumento en el sentido de afirmar que no se era esquizofrénico por ser pobre, sino que se era pobre por ser esquizofrénico. A ello se añadía que algunos conservadores veían en las conclu­siones del estudio citado la sombra del fantasma de Marx, ante el cual en aquel país se blanden cruces y ajos simbólicos5
Quizas porque otrora se abusó de la causa­ción económica o para ofrecer mayor campo a tesis mas psicologizantes, actualmente se tiende a negar de forma precipitada la relación entre c1ase social y situación de padecimiento o des­viación. Ciertamente existen problemas que podríamos calificar como "transclasistas". Sin embargo no es suficiente para defender la irrele­vancia del factor c1ase social con mostrar la exis­tencia de casos en c1ases de diversa posición en la estructura social. Se debe tener en cuenta la diferencia de cantidad de casos en cada seg­mento de la estructura social6
Ante la resistencia a poner en cuestión ciertos valores culturales o ante la dificultad de modifi­car el conjunta de factores que producen algu­nos problemas sociales, dichos problemas no se definen como tales y se establecen políticas que en términos macrosociales no enfrentan ni solu­cionan el problema, sino que sirven para establecer rituales de actuación aunque dicha actuación fuera en términos sociales inútil aunque visible, contabilizable, exhibible. Un ejemplo de fue el discurso inicial respecto a la violencia de género, del cual aún quedan restos discursivos, en el que se afirmaba que el maltratador debía tener algún problema psicológico como si nada tuviera que ver con la cultura y las exigencias de la identidad masculina predicada y reforzada intensamente desde el nacimiento, con la colaboración de casi todas las instituciones sociales y controlada y sancionada en los ámbitos de interacción de los varones.
5 Si bien es cierto que duran­te un tiempo ciertos secto­res teóricos adoptaron la ac­titud tan poca marxista de guiarse por una fascinación devota y doctrinal del mar­xismo y, en consecuencia aplicar de forma acrítica la etiología económica mas allá de donde era pertinen­te. En la actualidad como si a partir de la caída del muro por decreto se hubiera inva­lidada todo contenido de dicha teoría y en virtud del desarrollo de dicho decreto hubiera desaparecido de la realidad hechos tales como las c1ases sociales y la plus­valía. Inclusa algún partida político en magna asamblea realizó un ritual pública de exorcismo para expulsar de sus idearios al innombrable. A ello, en ocasiones, se su­ma el hecho que existe un aspecto frívola en las cien­cias sociales que las hace funcionar en forma de mo­das, lo cual permite la invali­dación de una teoría aparte de ella simplemente y sin mayor discusión, por el he­cho de ser" antigua" es de­cir pasada de moda. Ahora lo fashion es la postmoder­nidad, hasta que desaparez­ca o se diluya en una nueva tendencia. AI respecto La­ma de Espinosa propone otra actitud intelectual ante la caída del muro, afirman­do que precisamente gra­cias a la caída podíamos abandonar las actitudes reli­giosas a favor o en contra de Marx y estudiaría de la misma manera que se estu­dia a Comte o Max Weber.
6 Una forma popular de des­localizar las causas atribui­das a un fenómeno consiste en la aplicación de la tan manida frase" en todos la­dos se cuecen habas". Frase irrelevante y tramposa si se olvida de añadir la segunda parte también popular. "pe­ra en algunos sitios a calde­radas". Por ejemplo cuando se habla de violencia ma­chista, no sólo personas le­gas sino también algunos supuestos expertos mencio­nan el hecho de que tam­bién se producen agresiones de mujeres a hombres sin tener en cuenta la propor­ción de uno y otro caso.
Jugando con comodines
La investigación epidemiológica y los acuer­dos respecto al diagnóstico, han resultado de gran ayuda en la identificación de problemas y de sus causas. Sin embargo al mismo tiempo ha producido ciertos efectos perversos cuando aquello que debía servir para establecer proto­colos con los cuales dar pistas, plantear hipóte­sis, encontrar líneas de profundización en la inda­gación, en algunos casos se utiliza como dicta­men definitivo. No sé si por pereza, por falta de recursos temporales y/o de otro tipo, o porqué otra razón. Cada vez mas se utilizan comodines que del nivel asistencial, pasan al de trabajo so­cial, al de investigación, al de las políticas. A par­tir de certezas epidemiológicas, en ocasiones, sin mas se dan como definitivos dos comodines "tabaco" y "sobrepeso", en el campo de las con­ductas consideradas como socialmente desvia­das con excesiva frecuencia se utiliza el comodín estrella: "familia desestructurada". (Delincuencia juvenil = familia desestructurada, prostitución =familia desestructurada, sintecho = familia des­estructurada, consumo de estupefacientes=fami­lia desestructurada .... ) ¿Hay algún acuerdo serio sobre lo qué es una familia desestructurada? ¿Respecto a qué modelo de familia? No hay duda que ante la indefinición y/o sobredefinición del concepto de familia desestructurada en el proceso de indagación se encuentra la "familia desestructurada". Ya decía Goethe que normal­mente vemos lo que ya tenemos en el alma. An­te un procedimiento tan viciado uno no sabe qué se afirma: que la persona tiene un comporta­miento desviado porque tiene una familia deses­tructurada o como tiene un comportamiento desviado ha de tener una familia desestructura­da. Hace unos años un diario de Barcelona publi­có los datos sobre delincuencia juvenil del Cen­tro de Estudios Jurídicos de la Generalitat, el ti­tular de la noticia era "EI 45% de los delincuen­tes juveniles proceden de familias desestructura­das". La noticia era muy preocupante pues se podía pensar que el 55% de los delincuentes ju­veniles procedían de "Familias estructuradas". No me consta que ante ello la Generalitat envia­ra ejércitos de psicólogos y trabajadores sociales a desestructurar familias como medida preventi­va a la delincuencia juvenil.
La ideología familiarista dominante referida a un modelo determinado de organización de la afectividad, la sexualidad, la procreación y la asis­tencia mutua en ocasiones produce una literatura técnica en la que no es fácil saber si se pretende abordar la salud mental o defender un determina­do modelo familiar. Para ello en ocasiones se utili­za la media verdad, que quizás es la peor de las mentiras. En general la psicología investiga las desviaciones, disfunciones y "fracasos" (cosa que en el tema familia también hace la sociología, en la que sabemos mas de divorcio que de familia). Así cierta psicología afirma que quienes no se emparejan posiblemente tienen un problema de "inmadurez afectiva", quizás sea cierto pero des­conozco estudios que se pregunten si algunos tie­nen la necesidad de emparejarse debido a algún tipo de inmadurez afectiva y/o alguna otra caren­cia. En este contexto tiene socialmente mala pren­sa quienes viven solos. No faltan estudios psicoló­gicos que desvelan los problemas y molestias psicológicas de quienes viven solos. No tenemos por qué dudar de la seriedad de dichos estudios pero no encontra mos facilmente el pormenoriza­do inventario de problemas y molestias psicológi­cas de quienes viven emparejados y/o en familia. Se olvidan de que cuando se investiga una situa­ción, la investigación no esta completa hasta que se investiga la situación opuesta y/o las situacio­nes diferentes.

La psicologia como arma de persuasión masiva

Quizas grandes avances de la psicología son atribuibles al desarrollo de la publicidad. De hecho las técnicas psicológicas publicitarias han sido asumidas por la política, las estrategias de lOS medios de comunicación, la animación cultu­ral, etc. La importancia de la psicología como medio de persuasión es debido a la gran capaci­dad movilizadora que tiene la actuación sobre las emociones. Aunque en la mayor parte de los orocesos de persuasión masiva, las emociones sue Ien actuar c1andestinamente, como si no estuvieran en el mensaje que suele presentarse como dirigido a la racionalidad en un marco de supuesta objetividad. Según el discurso ideal explícito de los rnedios de comunicación su tarea consiste en ser IInotarios de la realidad" en simplemente repro­ducir y transmitir lo que sucede y como sucede.
No siempre puede ser así ya que los medios de comunicación pertenecen a empresas en el seno de una economía de mercado y como tales su objetivo es vender de forma que obtenga bene­ficios económicos. Es decir las informaciones son mercancías en busca de comprador. Sin embar­go mas preciso sería decir que los medios no comercian mercancías sino que comercian con emociones que es en último término lo que se compra. EI papel de la psicología en la estrategia de los medios consiste en conocer qué variables movilizan las diversas emociones!. En política cada vez mas las estrategias de "simpatía" de los personajes ganan terreno a la seriedad y factibi­lidad de los programas, es decir los factores psi­cológicos adquieren tanta o mas relevancia que los estrictamente operativos políticamente.

Bibliografía

- Bastide, R. (1998) Sociología de las enfermeda­des menta/es. Ed. Siglo XXI, México D.F.

- Castel, F. Castel, R. Y A. Lovell (1980) La sociedad psiquiatrica avanzada. Anagrama, Barcelona.

- Giddens. A. (1994) Modernidad e identidad del yo. EI yo y la sociedad en la época contemporanea. Península, Barcelona.

- Gouldner, A. (1973) La crisis de la sociología occi­dental. Amorrortu, Buenos Aires.

- Ey, H. (1971) Tratado de Psiquiatría. Masson, Bar­celona.




Desvetllar les mentides ens apropa a la veritat


La mentida es una de les principals formes de cuinar la por. La por és una defensa natural de la sobrevivència. Tot i tenir seriosos dubtes sobre gran part de les atribucions dels comportaments a la naturalesa i als instints. Pocs dubtes tinc respecte a l'instint de sobrevivència com a pare de gran part de les actituds i els comportaments. La mentida acostuma ser un dels principals instruments del mal, de l'explotació, de la dominació. En definitiva del poder
La pitjor i mes eficaç mentida es la mitja veritat i l'extrapolació de la veritat parcial.

DESVELAR LAS MENTIRAS NOS ACERCA A LA VERDAD
La mentira es una de las principales formas de cocinar el miedo. El miedo es una defensa natural de la supervivencia. Pese a tener serias dudas sobre gran parte de las atribuciones de los comportamientos a la naturaleza y a los instintos. Tengo pocas dudas respecto al instinto de supervivencia como padre de gran parte de las actitudes y los comportamientos. La mentira suele ser uno de los principales instrumentos del mal, de la explotación, de la dominación. En definitiva del poder.
La peor y más eficaz mentira es la medio verdad y la extrapolación de la verdad parcial.